El equipo propicio para la recolección son los siguientes:
· Llevar un buen calzado, en periodo húmedo, evitará que nos mojemos los pies y muchos resbalones que pudieran ser peligrosos.
· La ropa, sobre todo el pantalón, debe ser de tela a la que no se adhieran las hierbas ni se deshilache con las zarzas.
· El bastón o cachaba, para ayudarnos en los desplazamientos y retirar matas, (recomiendo llevarlo sujeto con un cordel, de esa forma evitaremos que se nos olvide en algún momento).
· La cesta por supuesto para llevar cómodamente las setas que encontremos y para que mientras nos desplacemos vayamos diseminando esporas (semilla microscópica) que podrían fructificar en un tiempo, si caen en un lugar propicio.
· El cuchillo o navaja para cortar la seta, que también recomiendo vaya sujeta a la cesta para no olvidarla, cuando esto ocurre, luego es muy difícil encontrarla.
Muchas personas (reconozco que resulta más cómodo), para llevar las setas utilizan una bolsa de plástico, lo cual no recomiendo bajo ningún concepto, pues de la bolsa no salen las esporas, los ejemplares se recuecen y pueden deteriorarse; en su sustitución es preferible llevar a falta de cesta una bolsa de malla.
Las estaciones más propicias para encontrar setas son en primavera y sobre todo en el otoño; aunque con menos profusión, también puede haber en verano, (como rúsulas) y en invierno, (como trufas y seta de marzo o marzuolus).
Dicen algunos aficionados y no les falta algo de razón, que salen las setas cuando hay luna creciente y llena, lo cierto es que la combinación de ésta con el grado de humedad y temperatura, favorece el nacimiento de setas que se desarrollan y se descomponen, favoreciendo el nuevo ciclo para otras.
Muchos setales desaparecen por recoger ejemplares jóvenes y no permitir la esporada, como ocurre con la seta del fino, perretxiko o Calocybe gambosa. No vamos a ser partícipes del siguiente dicho popular “Mas vale pequeña en mi cesta, que grande en la del vecino”.
No es aconsejable recolectar ejemplares jóvenes, salvo de no tener mucha experiencia, pues pueden confundirse con otras especies y tampoco muy viejas, ya que pueden resultar indigestas o tóxicas por la acumulación de esporas.
Solamente recoger las setas que se conozcan y respetar las restantes. Para identificar ejemplares desconocidos, recogerlas completas incluso con la raíz para una mejor identificación y depositar en lugar aislado de las de consumo.
No recoger setas aunque sean comestibles, en lugares próximos a vertederos y carreteras, pues asimilan mucho las impurezas del sustrato y de gases depositados.
Nunca se debe rastrillar el suelo para rebuscar pues corremos el riesgo de destruir el micelio (filamentos que se distribuyen entre el sustrato del suelo), como inevitablemente ocurre cuando los jabalís lo hociquean para comer los carpóforos (cuerpos fructíferos de donde nace la seta) o bien cuando hay tala de árboles y se arrastran para transportarlos.
Limpiar las impurezas todo lo posible y en casa una a una con un trapo húmedo, aunque yo prefiero darles un lavado con agua bajo el grifo y dejarlas escurrir a riesgo de que pierdan aroma y sabor. Una vez aireadas, cocinarlas o si se ha de hacer en otro momento, meterlas al frigorífico hasta tanto. ¡Buen provecho!.
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